Poesías de la Tierra del Pan


SAN PEDRO DE ÉSTULA


Quiero presentarle, amigos,
mi linda tierra estulana,
de Castilla y de León,
española y zamorana.
Bañada por el río Esla,
por el Aliste lavada,
por el arroyo Río Malo
y royo de Joyalada.

Compuesta por trece aldeas
y dos poblados modernos,
creados para domar
las inquietudes del Duero.
En San Pedro de la Nave,
Valdeperdices y Almendra
más el pueblo de El Campillo
con su iglesita de piedra.

Aguas abajo del Esla,
y siguiendo por su izquierda,
tenemos Muelas del Pan
y el Campamento del Esla.
Rezagado en un rincón,
formado por Duero y Esla,
Villaseco del Pan mira
Peñalcarro y la dehesa.

Aguas del Duero arriba,
guardado por sus aceñas,
Almaraz de Duero llora
por su vena ya reseca.
Pasando el dique brutal
que ya las aguas domeña,
las casas de Ricobayo
dormitan entre las peñas.

Camino Torregamones
hallamos a Villalcampo
con sus costumbres añejas,
con las mozas a caballo.
Allende la Encarnación,
en crepúsculos de rosa,
incrustada en hondo valle
tenemos a Carbajosa.

De Ricobayo a Alcañices,
muy cercano de Cotama,
toparás con un desvío
que conduce a Videmala.
Antes de llegar a allí,
y por el mismo camino,
encontrarás Cerezal
entre chaparros y espinos.

De Videmala tomamos
el camino Villanueva,
aguas abajo Rio Malo,
cual solitaria doncenlla.
Desde la misma el barquero,
con su gran transbordador,
nos pasará aquende el río
conociendo Villaflor.

Hasta aquí todos los pueblos
de mi comarca estulana,
rota por mor de la ciencia
al hacer crecer las aguas.
Tenemos minas de estaño,
tenemos aguas de plata,
tenemos tierras resecas,
tenemos reseca el alma.

Tenemos cientos de ovejas,
tenemos algunas vacas,
tenemos a nuestros hijos
esparccccidos por Esspaña.
Tenemos un lago enorme
con sus cristalinas aguas,
tenemos muchas cortinas
que son las fincas cercadas.

Regatos donde el cangrejo
lo cogemos por ochavas,
como en aguas de Río Malo
o royo de Joyalada.
Conejo, liebre y perdiz,
alondras y cogujadas,
escallo, barbo, black-bass
para la mesa estulana.

Y en El Campillo tenemos
nuestra joya más preciada,
nuestra iglesia visigoda
orgullosa y zamorana.



Luis Pelayo Fernández