Poesías de la Tierra del Pan


MUERTE


Dama negra, voluble, caprichosa,
mudable, autoritaria, despiadada, neurótica,
inhumana, cruel, impía, desalmada,
miserable, ladina, cicatera, sórdida,
que llegas de improviso a nuestras vidas
para quebrar el alma y te nos llevas
dejando roto el corazón, plena la tristeza,
y un socavón de sombra en el recuerdo
que se apaga día a día sin remedio posible.
Ajena a lamentos fútiles, a llanto, a pena,
te vas hurtando a quienes más queremos,
se alejan para siempre y nos dejan perdidos
en este mundo que se hace más y más pequeño.
Perdemos amigos, familia, conocidos
y algún que otro indeseable que no importa,
pero todos tememos tu llegada
que viene inoportuna a perturbar historias,
que se hace desear cuando se anhela
para finalizar con dolor de cuerpo y alma.
Eres poderosa, te sabes fuerte y plena,
arrogante, erguida, la espadaña en mano
señalando con gesto lascivo la próxima víctima,
sin motivo, en un juego sugerente
guiado tan sólo por un solaz pasatiempo
con que llenar tus horas sombrías.
Nos vistes de negro por dentro y por fuera
pero no vences pues tenemos memoria
y recordando tus víctimas las volvemos a la vida
esta vez perpetua en nuestra evocación constante.
¡ese es nuestro triunfo: vengador, dolorido,
frágil, el penoso consuelo que nos queda
cuando somos David ante un Goliat de espanto!


Mª Soledad Martín Turiño