Poesías de la Tierra del Pan


DESALIENTO


Días yermos que transcurren iguales,
horas que desgastan la vida, tiempo
de silencio y rutina jornada tas jornada
sin más novedad que el propio pasar.
Llego al nuevo día sin aliento,
boqueando, con la respiración alterada,
el ánimo desalentado y el cuerpo dolorido
para enfrentar un nuevo amanecer
hasta llegar al alba derrotada.

Miserias de la voluntad que ensombrecen
la luz y afrentan ilusiones hasta relegarlas
a un mísero esfuerzo por sobrevivir.
Nada es aliciente y todo esfuerzo
en esta ronda de tiempo y cortapisas;
se acabó la quimera, se rompió el ensueño
y quedan las cenizas de una algarabía
que mantuvo enhiesta la bandera
de un tiempo feliz que acaso existió un día.

Hoy llegan los demonios, la incertidumbre,
el dilema, el desamor, el titubeo
para hacer una montaña de esqueletos
perdidos en la nada, secos espectros
de un tiempo en que vivieron o amaron
en la apacible bonanza del viento.

Olvidados allí, ya ni son polvo,
son apenas el retazo de unas vidas
aprisionadas en las sombras del olvido,
sin luz para verlos delante de un espejo
y reconocer esas blancas calaveras,
sin memoria para brindarles homenaje
pues no son nombres, ni hechos ni fechas;
sin palabras a quienes dirigirlas
porque no son nada real, son entelequias.

¡qué vida más corta y tan dramática
para abocarla a un montón de huesos
que tardan otro tanto en convertirse en polvo!
¡qué dolor al verlos tan quebrados,
qué miseria, qué espanto, ¡qué todo…!

Mª Soledad Martín Turiño