Poesías de la Tierra del Pan


DEPRISA, DEPRISA


Sube en la cinta sin fin, pedalea a tope,
corre para llegar el primero a la meta,
no te detengas porque te adelantan,
intenta ser el primero, corre, corre.

Levántate pronto en la mañana
para que te cunda el tiempo y las tareas:
sal, pasea, labora, recadea, oblígate
a no parar, el ocio es aciago
porque no hay provecho.

La meta será lejana para aquellos
que no se comprometen a acelerar;
entrena tu espíritu, agranda la mente,
que las zancadas sean ágiles y el viento
proclive a llegar el primero y cortar la cinta,
y cuando llegues al podio de los vencedores
mientras la fresca brisa evapora tu cuerpo jadeante
piensa un poco si mereció la pena
perder tanto por ganar esta carrera.

En medio de tu esfuerzo programado
prorrumpió el sol, nació la esperanza,
se calmó la brisa, llegaron los pájaros
en bandada para saludar la tarde
y luego se alejaron dibujando el cielo;
también brotó el amor
en unos cuantos adolescentes,
les cogió de improviso y asustados
temblaban por la emoción del momento.

Hubo algunos conatos de tristeza,
personas que nacieron y murieron
cerrando el círculo de esta vida regalada,
se engendraron seres nuevos y otros muchos
penaron cual fantasmas por la senda oscura;
todo pasó en apenas unas zancadas
mientras corrías deprisa, deprisa
llegando a tu meta, con la ilusión intacta
de quien debe crecer cada rato en la esperanza
de que el enorme esfuerzo merezca recompensa.


Mª Soledad Martín Turiño