Poesías de la Tierra del Pan


CUANDO TE LASTIMEN


Solo queda la afrenta y no los pormenores
de una inquina racial y perversa
de uno contra otro que perdurará
más allá del olvido.
Somos aves de rapiña para el discorde
cuando nos asesta una embestida,
y en la lidia a muerte no observamos
que nada es verdad o mentira,
que todo es relativo, que el absoluto
vale acaso un instante de arrebato,
luego quedan las ascuas encendidas
del odio para siempre, sin cuestiones.

Aprendí de aquel que nada tiene
y aun así regala sus sonrisas,
de quien está ciego y bendice
ojos de videntes en la sombra,
del que calla sabiendo y quien habla ignorando,
del menesteroso que brinda su alma
a quien quiera poseerla a su recaudo;
aprendí de las nubes cobijando al sol
para que la fuerza de sus rayos no lastimen,
de la luna que alumbra nuestras noches,
las estrellas que duermen en lo alto,
los mares que vienen a soñar junto a la orilla,
el niño antes de perder la inocencia,
el viejo que sonríe y calla tantas cosas…

Bebo de la fuente del universo entero,
observo en derredor, aprendo, escucho
y a solas con mi mente enciclopédica
separo barro y paja, malo y bueno
para consolidar una respuesta
a la cuestión aquella con que me interpelas.

Si te ofenden con razón o sin ninguna
aquellos que pretenden ser los jueces,
no te ofusques o procures dar razones
y menos justificarte con tu encono;
libera la mente con el aire fresco
y aprende sin más de la experiencia.

Mª Soledad Martín Turiño