EL ORIGEN DE MOLACILLOS
Leyenda con origen : Molacillos
Esta historia que vos voy a contar la oí de rapaz en una de esas noches de cocina, cuando todos los mozos y las mozas nos juntábamos en alguna casa pa´ matar el tiempo y mientras las mujeres bordaban o escogían las lentejas del día siguiente nos relataban historias que habían oído en su niñez. La historia narra los orígenes de mi pueblo, Molacillos, y el porqué de este nombre.
Cuentan que antaño, en tiempos de Mari Castaña, o incluso antes, habitaron estas tierras unos hombres morenos que vinieron del sur a los que se conocía como “moros”. Pues bien, dicen algunos, que se asentó en lo que ocupa hoy Molacillos una noble familia mora, de la cual destacaba por su belleza la hija mayor, esta joven mora se colocaba en sus espesos y negros cabellos lazos de colores para aumentar su hermosura. Cuentan también que muchos jóvenes de la región se quedaron prendados de su belleza y disputaban entre ellos para conseguir su amor, así que día si y día también se llenaba la casa de la mora de galanes que iban a cortejarla, la esperaban en la fuente para hablar con ella mientras llenaba el cántaro, la rondaban por la noche y algunos más afortunados pudieron pelar la pava alguna que otra noche. Fue tal la fama que cogió esta buena moza que por toda la región se hablaba de la belleza de la “mora lacillos” y cuando veían que un galán salía de casa por la noche, las mujeres que estaban al fresco comentaban entre ellas ¡Mira Fulano, otra noche que va´n ca la mora lacillos! De la historia de la mora no sé más, lo que sí sé es que cogió tanta fama que a este lugar lo siguieron llamando la casa de la mora lacillos aun cuando la casa ya estaba arroñada y cuando ya no existía tal casa. El nombre fue cambiando con el tiempo, primero se simplificó a “Moralacillos” hasta llegar a llamarse “Molacillos” que es como hoy en día se conoce a este pueblo.
Cuenta la leyenda que hoy en día aun se puede observar a una hermosa mora de largos cabellos negros en los amaneceres de San Juan que se pasea por el Teso la Mora, quizás todavía espere al galán que robe su corazón. Yo aun no la he visto pero sé que en una noche mágica como la de San Juan todo es posible y estoy convencido que tarde o temprano la veré corriendo entre los peñascos y escondiéndose de los curiosos.
Para otros menos románticos el nombre de Molacillos provendría, según Sevillano Carbajal, de dos términos latinos: por un lado mola, que proviene de molaris que significa peñasco, la segunda palabra es cella que significa ocultar, bodega o despensa; por lo que Molacillos, viene a significar la bodega de la muela, haciendo alusión a las cisternas romanas que hay en el Teso de la Mora. Otra teoría sobre el origen del nombre de Molacillos se la oí al sacerdote J. Muñoz Miñambres que en una conferencia que dio en Molacillos en la “Iª Semana Cultural” hizo provenir el nombre de un acta medieval en la que se concedía el derecho de instalar en dicho termino “sendos molinos”y la alteración de la palabra “molino” evolucionaría hacia “molinillos” y esta a su vez hacia “Molacillos”. Pero yo prefiero quedarme con la preciosa historia de la “mora lacillos” y con la bonita imagen de esa mora corriendo por el teso mientras los primeros rayos del sol naciente de la mañana de San Juan iluminan su hermosa tez morena.
Cuentan que antaño, en tiempos de Mari Castaña, o incluso antes, habitaron estas tierras unos hombres morenos que vinieron del sur a los que se conocía como “moros”. Pues bien, dicen algunos, que se asentó en lo que ocupa hoy Molacillos una noble familia mora, de la cual destacaba por su belleza la hija mayor, esta joven mora se colocaba en sus espesos y negros cabellos lazos de colores para aumentar su hermosura. Cuentan también que muchos jóvenes de la región se quedaron prendados de su belleza y disputaban entre ellos para conseguir su amor, así que día si y día también se llenaba la casa de la mora de galanes que iban a cortejarla, la esperaban en la fuente para hablar con ella mientras llenaba el cántaro, la rondaban por la noche y algunos más afortunados pudieron pelar la pava alguna que otra noche. Fue tal la fama que cogió esta buena moza que por toda la región se hablaba de la belleza de la “mora lacillos” y cuando veían que un galán salía de casa por la noche, las mujeres que estaban al fresco comentaban entre ellas ¡Mira Fulano, otra noche que va´n ca la mora lacillos! De la historia de la mora no sé más, lo que sí sé es que cogió tanta fama que a este lugar lo siguieron llamando la casa de la mora lacillos aun cuando la casa ya estaba arroñada y cuando ya no existía tal casa. El nombre fue cambiando con el tiempo, primero se simplificó a “Moralacillos” hasta llegar a llamarse “Molacillos” que es como hoy en día se conoce a este pueblo.
Cuenta la leyenda que hoy en día aun se puede observar a una hermosa mora de largos cabellos negros en los amaneceres de San Juan que se pasea por el Teso la Mora, quizás todavía espere al galán que robe su corazón. Yo aun no la he visto pero sé que en una noche mágica como la de San Juan todo es posible y estoy convencido que tarde o temprano la veré corriendo entre los peñascos y escondiéndose de los curiosos.
Para otros menos románticos el nombre de Molacillos provendría, según Sevillano Carbajal, de dos términos latinos: por un lado mola, que proviene de molaris que significa peñasco, la segunda palabra es cella que significa ocultar, bodega o despensa; por lo que Molacillos, viene a significar la bodega de la muela, haciendo alusión a las cisternas romanas que hay en el Teso de la Mora. Otra teoría sobre el origen del nombre de Molacillos se la oí al sacerdote J. Muñoz Miñambres que en una conferencia que dio en Molacillos en la “Iª Semana Cultural” hizo provenir el nombre de un acta medieval en la que se concedía el derecho de instalar en dicho termino “sendos molinos”y la alteración de la palabra “molino” evolucionaría hacia “molinillos” y esta a su vez hacia “Molacillos”. Pero yo prefiero quedarme con la preciosa historia de la “mora lacillos” y con la bonita imagen de esa mora corriendo por el teso mientras los primeros rayos del sol naciente de la mañana de San Juan iluminan su hermosa tez morena.
Manuel