ME PREGUNTO
(Castronuevo de los Arcos)
Me pregunto si un día, cuando ya esté libre de quehaceres y obligaciones, volveré a mi casa, a mi tierra. Me pregunto si me lo permitirán las nuevas circunstancias o tendré que someterme a ellas una vez más, como he hecho siempre. Me enseñaron aquello de “primero la obligación, luego la devoción”, y casi toda mi vida ha atendido a la primera cualidad más que a la segunda.
He hecho lo que se esperaba de mí, he cubierto todas las opciones en cuanto a atender a los demás: padres e hijos, y ahora que llega mi turno es un tiempo que no sé cómo ocupar; bien es cierto que dispongo de muchas ideas que llevar a cabo: estudiar, leer, escribir, formarme en lo que me gusta, ejercer mi creatividad…y sobre todo disponer a mi antojo de esas mañanas que tanto he añorado; sin embargo temo que no pueda hacer algo acompañada: viajes, planear un futuro de salidas, diversión etc.
Me pregunto si tendré la fortuna de llegar y mi cuerpo no será lacerado por algún mal que me lo impida, o si tendré la mente suficientemente lúcida para no ceder a la pereza y levantarme para emprender el vuelo. Espero continuar con las amistades que me amparan en los momentos difíciles y seguir enriqueciéndonos mutuamente con nuestras conversaciones. Quisiera, asimismo, mantenerme como hilo conductor de mi familia, ejerciendo de puente igual que lo he hecho siempre, para que las pequeñas fricciones desaparezcan y no haya malos entendidos.
Me pregunto si el mar volverá a mojar mis pies desnudos, si la arena de la playa volverá a ser el lecho desde donde observe el cielo turquesa como una suave manta, si mis ojos seguirán perdiéndose en la lejanía donde se unen las remotas montañas con el firmamento, si los campos de mi tierra seguirán siendo el mejor espectáculo que unos ojos contemplen: cereales amarillos salpicados por escandalosas amapolas rojas, tierras marrones arañadas en surcos perfectos, algún campesino que labora con su tractor allá a lo lejos, la morenez en el rostro del agricultor que delata el tiempo pasado a la intemperie cuidando su hacienda…
Me pregunto cuándo llegarán esos días de asueto que ahora me son negados y parecen eternos pero, sobre todo, si seré capaz de llevar a buen término tantos planes como estoy anotando en la mente con la ilusión de una colegiala, para satisfacerlos como caprichos atesorados durante toda una vida de trabajo con idea de culminarlos un día.
Mª Soledad Martín Turiño