YO TE CONMINO
Levántate y sé activo
la luz de la mañana se cuela por la ventana
y el ánimo del día está alto para emprender la marcha.
Se oye un leve rumor de hojas que caen en este frio otoño
y se dan de bruces contra el suelo,
alguien las pisa y se convierten en polvo
que volará de nuevo entre las alturas.
Sal del abrigado lecho y asoma tu rostro
al frio que descubre la mañana,
vendrá bien que se lleve tus malos sueños
y traiga otros nuevos plenos de esperanza.
Allá abajo las calles bullen de color y ruido,
van y vienen las gentes,
la vida se estira en las esquinas de las rúas
y el amor salta por la ventana
para darse de bruces contra el suelo.
Las noticias son un rosario de palabras
que nos excluyen de la gran vida;
somos la plebe, el vulgo, el pueblo
la ingente masa que labora y calla;
los otros están en lo alto de la cumbre
para dirigir, mover o administrar asuntos
que les quedan grandes y malversan
las vidas e ideales de muchos que no llegan
a gozar de las más mínimas prebendas.
Porque somos mortales, simples gentes,
pero aún nos queda la opinión, el dictamen,
el juicio para discernir verdades y mentiras,
los conceptos e ideas nobles que nos diferencian
de aquellos buitres sin alma que se venden
al poder, al dinero, a las altas pretensiones.
Ya no pueden engañarnos, el pueblo ha crecido,
se rebela sin miedo, calla aunque no acepte,
tolera acaso con cierta aparente cobardía
antes de ejecutar el plan maestro de una protesta
imparable, y ya no asume sin más cualquier dictado,
aprendió a criticar, a pensar, a ser proactivo
y, si comulgan, no lo hacen con ruedas de molino.
Mª Soledad Martín Turiño