Poesías de la Tierra del Pan
UN TEJAR
Calentico se está en casa
bajo el tejado;
al corral pingan canales
de colorado.
Cuentan que fueron los moros
de allá de Arabia
los que inventaron las tejas;
fue cosa sabia.
El oficio de tejero
lo he conocido
y, parejo con la infancia,
también se ha ído.
Para aquellos que lo ignoran,
hacer la teja,
no me importa divulgarlo
por que se sepa.
Se trata de moldear el barro,
llamado arcilla,
hasta que tome la forma
de la gradilla.
Y puesto sobre el galápago,
de tal manera,
que en forma de teja yace
sobre la era.
El, con sus rayos, lo seca
en pocas horas,
como es cruda sealmacena
junto con otras.
Hasta que hay suficiente
para una hornada,
en que se encaña en el horno
bien colocada.
Una vez encañado,
ya lleno el horno,
se enciende el llar, sin parar,
con paja y piorno.
Bien distribuída la llama
por las esquinas,
afin de que el fuego trepe
entre la arcilla.
Si el naranja asomara
por una brecha,
se tapará con tierra
para torcerla.
Y así por todos los puntos
hasta que arriba
asome el rojo brasa:
¡Ya está cocida!
Luis Pelayo Fernández