Poesías de la Tierra del Pan
TINIEBLA
Volverá el sol aunque ahora haya niebla,
se hará la luz en este inmenso pozo
de soledad y vacío.
Escucho de fondo algún pájaro solitario que pía
con insistencia, tal vez también esté solo
deambulando de rama en rama y esperando
el milagro de la primavera que nos regale el sol perdido.
La lluvia menuda cala lentamente el alma
de nostalgia y antiguas tristezas reverberan
para colmar un vaso que ya se derrama;
entre tanto el agua purifica
tensiones, daños, desafectos, menoscabos...
y hasta parece que el incesante dolor se calma.
La sombra de la noche se acerca despacio
inundando todo de obscena negrura,
la mente está embotada de dolor y ya ni siente,
los ojos hartos de llorar no miran
aunque intuyen allá lejos un tímido rayo de sol
que permanece un rato hasta apagarse;
tal vez sea el presagio de que llegará otro tiempo
más feliz y menos triste. Entonces mis labios sonríen,
los músculos se destensan y hasta duelen
para recordarme que vivo aún y que la muerte,
esa invitada que acaricio sentar a mi mesa
para liberarme de este pesar que arranca el alma,
ha de alejarse de mi vida un tiempo.
Las heridas sanarán despacio, nacerá el sol
y con él la esperanza de vivir otra existencia
o tal vez la misma, un poco más remendada;
resurgirá el alma como un ave fénix
más fuerte, más rota y más serena,
para lidiar en el menor descuido
de nuevo otras mil batallas,
con el objetivo enarbolado siempre
de no quedarse atrás, de abrirse paso
de luchar por conquistar el territorio
y de vencer una a una a dentelladas.
Mª Soledad Martín Turiño (Castronuevo de los Arcos)