TIERRA ABANDONADA
... y ya nadie vendrá aquí; nadie pasará sus tardes
al sol de los otoños ni reparará el estropicio del tiempo y el silencio, nadie,
ni nadie recordará que allí mismo, junto a los ciruelos y los sauces,
engendré a mi hijo;
... el viento pasará ululando en invierno,
y hasta los lobos, las cornejas y las nieblas
pasarán heridos de soledad y se irán muy lejos,
pues temerán este encuentro con la inmensa tristeza
que pueden concitar la piedra rota, las puertas, los aleros caídos,
la tierra hostil y abandonada;
nadie encontrará la huella del almendro,
nadie el mar,
nadie un sendero,
nadie una luz;
... y aunque este daño inmenso resulta en el pecho sin más irreparable,
una llaga de amor atroz y revivida, esgrime su dolor y asola las palabras.
Orión de Panthoseas [del libro “Del agua y del fuego”]