ROMERÍA
I
Son las once la mañana:
De la iglesia parroquial
Ya sale la procesión
Ala ermita engalanada.
Y el bonito peñascal
Ve agitarse su pendón,
Sujeto por mano alada,
Que da el sentirse capaz
De entre todos el mejor.
II
Todo es verde y colorido
En torno del lago azul
Lo que divisa el cortejo,
Y resalta el rojo vivo
Que lo reaviva la luz,
Del tejado de tu techo,
Blanca ermita, del sufrido,
San Esteban de la Cruz
Al cual le diste tu lecho.
III
Después de misa romera
Y los juegos de la calva,
Un baile de tamboril
Y una jotas bien camperas
Tan bonitas como el alba
Y es un baile muy viril;
Después vienen las tarteras
Con grandes tortills gualdas
Y vinos de los de aquí.
IV
Toda la familia unida
Se busca el sitio de antaño
Dispuesta a llenar la panza
Y, juntando las comidas,
Ya las rencillas de hogaño
Las olvidan sin tardanza,
Prometiendo, de por vida,
No volver a ser huraños
Ni volver a las andanzas.
V
Tras la comida campera
De este Cristo Emberronao,
Junto al arroyo se hacinan
Retornando a la pradera,
Y, tras un cerdo ensebao,
Del arroyo la pecina
Llevan sus ropas festeras,
Y en procesión, ya "mojaos",
Tras el pendón se encaminan.
Luis Pelayo Fernández