¿POR QUÉ LLORAMOS?
Lágrimas ahogadas, silenciosas
que estallan mejillas abajo
en un caudal de fuerza inagotable;
lagrimas mudas, desesperadas, abatidas
que apenas nacer se estrellan
contra el torbellino de la realidad.
La dulce frescura de la juventud pasada,
una ancianidad que llega demasiado pronto,
amigos que se han perdido para siempre,
gritos de guerra, voces de auxilio,
carestía, hambruna, insolidaridad, guerras
que abaten con la fuerza de las armas
lo que la elocuencia es incapaz de frenar.
Sobran los motivos para llorar o, al menos,
para perder el estado de calma.
Ya sé que hay quienes vuelven la cara,
olvidan y continúan viviendo;
ellos sabrán si, como el avestruz, prefieren
ocultar la realidad y mutarla por otro
escenario más amable. Al fin y al cabo
todos somos actores de este circo del mundo
que llamamos vida.
Mª Soledad Martín Turiño