Poesías de la Tierra del Pan
POESÍA A CASTRONUEVO DESDE LA VEJEZ Y LA LEJANÍA
Quisiera estar en la Villa
y, desde allí, contemplar el río
que se mece en lecho frío
entre las mil y cien millas.
Las Vegas, que están a un paso,
con sus variados productos
sudados por los adultos,
los jóvenes y los ancianos.
El Salinar y el Vallino
cubiertos de fina hierba,
paciendo con ansia de ella
mulas, vacas y rocines.
Extasiado en lontananza,
hasta donde llega el Raso,
lleno de piedras al paso
en apacible y dulce bonanza.
Los molinos de Belver
donde se cierne la harina
que han de comer, también,
cochos, vacas y gallinas.
La esbelta torre admirar,
orgullo de nuestro pueblo
de Almanzor o Alquizamar,
o románica por lo bello.
El puente que un día fue
admiración de entendidos
sus ojos ya destruidos,
averiados los pretiles,
las barandas aún viriles
que sostienen nuestros brazos
cuando contemplamos el paso
de las mansas aguas pasar.
¡Qué dulce paz la de entonces!
sin mayores egoísmos,
sólo enturbiada al pensar
en la nube traicionera
que nos pudiera arrasar
toda nuestra sementera.
Recuerdo con triste nostalgia
nuestras casucas de adobes
llenas de dulces amores
que no volverán jamás
porque faltan los que más
con su presencia alegraban
y que a todos nos amaban.
Recuerdo la calle aquella
llena de barro en invierno
¡qué difícil andar por ella!
entre charcos y piedras, y hacernos
muchas veces vacilar
y tenernos que agarrar
de las piedras muy mojadas
con las manos enlodadas,
pero ¡qué felicidad!
Ramón Turiño Hidalgo