¡POBRE LOCO!
Pobre loco, ese que vaga por la calle
ebrio de un alcohol barato,
que piruetea en sus idas y venidas
y del que todos se apartan enseguida.
La locura no contagia, es si acaso
molesta e incomoda
a los serios caminantes que la evitan.
Cerramos los ojos a la realidad
si no es lisonjera;
es más fácil seguir que detenerse,
y preferible no pensar qué circunstancias
le hayan llevado a este triste día.
¡Son tantos los que duermen bajo el cielo
al abrigo de un banco o una esquina,
el hatillo a su lado por si acaso
otro más pobre o más loco lo quisiera!
Así malviven tantos que obviamos
su infortunio pasando de largo,
a paso raudo para no ser conscientes
tornando el gesto para eludirlos,
sin siquiera apenarnos por su suerte!
¡Pobre loco, por pobre y por loco!
por carecer de todo, porque es un paria
danzando a las estrellas un eco solo por él audible.
¡Pobre loco, inconsciente de la vida,
infeliz, desahuciado y sin retorno!
Mª Soledad Martín Turiño