NO ME ACOSTUMBRO
Espero y desespero
pendiente de un papel que se marchita,
ahogo el recuerdo con mil tareas absurdas,
¡me quedan tantas lágrimas!
Eres mi último pensamiento cada noche
en la soledad que antecede al sueño,
evocando tus últimos días
dolorosos, llagados de expiración.
Dejaste el corazón quebrado para siempre,
los ojos hundidos, el corazón roto
y una aflicción eterna que no se consume
aunque pasen los días, los meses, la vida…
No me acostumbro a seguir adelante,
a forzar la risa cuando el alma llora,
a abrir tu casa y percibir el aroma
a limpio con que perfumabas armarios,
a sacar la ropa impregnada de ti
y acercarla como un exvoto a los labios.
No me acostumbro a continuar
como si tu ausencia no fuera relevante
y nos forzamos a ocultarla con ambages
plenos de falsedad, carentes de sentido,
así no duele tanto aunque nos engañemos.
Sigues cerca, te contamos los detalles
de nuestro día a día, involucrándote
con referencias, datos, hechos…
para seguir juntos, como antes.
Estás siempre aquí, envuelta de amor,
y desde lo alto, oteando la vida que pasa,
pendiente de un reencuentro,
no nos olvides, no te olvidaremos,
eternamente juntos hasta el fin de los días.
Mª Soledad Martín Turiño