Poesías de la Tierra del Pan
MILAGRO EN LA VENTANA
En el alfeizar de la ventana, en un recodo,
he visto un nido primoroso,
me cautivó lo perfecto de esa casa
convertida en hogar de barro y ramas,
rematada por blandas plumas que acogieran
a los polluelos que llegarán un día.
Vi que macho y hembra construían
afanosos, codo a codo, el pequeño nido
que pasado el tiempo, como siempre
cuando crezcan sus crías dejaran vacío;
pero ahora mi ventana es puerto seguro
que me atrae con el trasiego de palomos,
y contemplo cada día sus avances
cuando despacio, sin molestarlos, me asomo.
Hace días que marché por infausto motivo
y me olvidé de mis fieles convecinos
hasta que una mañana, al abrir la ventana
a un nuevo día me giré en redondo
para ocultar la noble dicha que me invadía.
Ya no eran dos, sino cuatro en aquel nido
repleto ahora de polluelos hambrientos
y padres afanosos en hallar suministros
con que satisfacer el hambre de sus crías.
La vida se renueva, y es hermoso
como en el recodo de una ventana,
o en el lugar más inesperado
la vida se abre camino y reverdece
con sangre nueva y genes renovados.
Es el milagro de la primavera, como dijo el poeta,
o de la vida misma que nunca altera
su ritmo de nacer, vivir y acabar un día
para yacer por siempre en la tierra
que abonamos con nuestros cuerpos cansados
y dar a luz flores silvestres
abono o polvo de lo que antaño fuimos
lo mismo el cobarde que el valiente.
Mª Soledad Martín Turiño