MI VIEJO PUEBLO

¡Mi viejo pueblo!
¡Cuántos años llenaste de nostalgias
evocando tu nombre: Castronuevo!
¡Cuánto acento arrastrado en los sonidos
como coplas de la tierra alejada,
un requiebro que era canto, un suspiro
sinceramente hondo de dentro del alma!.
Casas viejas con machones recortados
y, en medio, irguiéndose como un canto
hasta el cielo, el pico de la torre:
sereno, mayestático....
Ya de noche, mil colores de penumbra,
grillos cantores, ecos que susurran
y algún enamorado solitario....!
¡Oh pueblo de mis viejos años!
Te abandoné un día, cruel latigazo
para un alma infantil no acostumbrada,
y fui muriendo en vida
sumergida en la propia soledad de siempre.
Otro día, sin embargo, desperté
en otro lugar, y me fui acostumbrando.
Quedaste relegado al eco de un recuerdo,
un poco con angustia mutilado,
y ahora recuerdo sin sentimiento alguno
tu sendero, tu iglesia, aquellos llanos...
¡pueblo mío de siempre!
¿por qué así te me han apartado?


Mª Soledad Martín Turiño