Poesías de la Tierra del Pan
ME ATRAE
Me atraen esos cantos que pisan mis pies descalzos,
el aire seco y frio que azota el semblante,
el olor a tierra sinónimo de vida
que se extiende por haciendas y campos arados,
o el aroma a lumbre que cuece lentamente el alimento
sencillo, olor a manjares antaño percibidos,
viandas y guisos de estos pueblos francos
que orlan la orografía castellana.
Me atrae el cielo de nítido azul, azul infinito
perturbado tan solo por haces de algodones
que dormitan dispersos en la cuna del cielo,
y los campos sembrados de cereal austero
cuando balancean las osadas espigas
bailando con el viento como si fuerano uno.
Me atrae el silencio y esa paz dormida
que algunos no entienden porque la disfrutan,
las calles vacías, la anchura del campo,
el río deslizándose en curvas sutiles,
rebaños que pastan, hombres que laboran,
mujeres en casa, y algún perro errante.
Me atraen estas gentes que al cabo del tiempo
buscan mi sonrisa y no me han olvidado,
preguntan, se interesan y luego van hablando
y así ya tienen tema de tertulia un día,
que no es como el siguiente porque alguien
forastero, en un pueblo invariable,
pasó por el pueblo siquiera unos ratos.
Me atraen los ojos que hablan, el gesto reprimido,
la atención concentrada, el abrazo espontáneo,
las miradas curiosas, el ritual conocido,
la rutina invariable, y tantas, tantas cosas
de mi pequeño gran pueblo
que conservo en la mente como el mejor tesoro
y desgrano con calma en los días adversos;
esos en que cuestiono si vale la pena
que el cuerpo esté conmigo y el alma en Castronuevo.
Mª Soledad Martin Turiño