MAYO 2015
Tres años sin ti pero no te has ido.
¡Tantas noches de vela cavilando
si esto no será una pesadilla ingrata
de la que desembarazarse en la mañana
cuando el sol entre con fuerza
vapuleando los fantasmas de la noche!
Ha volado el tiempo, las horas, los días
en una sucesión de irrealidad interminable,
seguimos la querencia de un vivir mecánico
porque así lo dictan las leyes de la vida;
te has ido de nosotros y una parte del alma
de cada uno sigue unida a tus brazos cerúleos
a los que asimos tantas esperanzas.
En este día, uno de tantos para cualquiera
que solo a unos pocos nos marcó a fuego,
invoco tu nombre y recuerdo tu esencia
para que perduren, para no perderlos
en el olvido que devora todo incesantemente.
Tres años sin ti pero no te has ido,
miro las nubes por si recortan tu figura
o acaso perfilen tu rostro un momento,
pero el dios con quien hablo a todas horas
no me satisface ni este ni otros deseos,
y te pierdes en el horizonte, como un sueño,
como un haz de luz que no deja más huella
que un fugaz destello evanescente.
No te alejes, porque sin tu presencia
el recuerdo se hace más vano y te me pierdes
en una ensoñación tan diferente
que no distingo invención de certidumbre.
No te alejes porque me haces falta
en la red de vivencias, a cada momento,
en todos los segundos de esta vida
hecha de fragmentos que nos sitia,
porque te echo de menos como nunca
y me duele el quererte como siempre.
Mª Soledad Martín Turiño