LA HE PERDIDO
[¿… que la he perdido? – me pregunté y me pregunté]
… me enteré de golpe y de golpe me absorbió el vacío, y mi alma a oscuras,
- girando atormentada sobre el pecho de su muerte -
lo ha incendiado y saqueado junto al hierro que lo acosa y lo destruye;
… y aquí estoy, perseguido y loco, y consciente y lúcido, intentando eludir la efigie
de su imagen y no puedo;
[el amor fue puro, y ahora, por su llaga/herrumbre,
- hiriendo y descuajando -
con pureza suelta esquirlas cual filos de dagas y cuchillos]
… la aspiro, voy y vengo, la pienso y sueño, la nombro y llamo,
la llamo, la llamo y la vuelvo a llamar y ella tenuemente aparece y flota,
pisa el umbral del alma
y se va;
… es muy tarde, y, a lo lejos, sin cesar, pasan y pasan trenes y más trenes;
y aunque es verano y la noche es llama ingente con enjambres de esencias balsameras,
aquí es invierno puro, es terrible, y es el fin;
… la he perdido, la he perdido.
(… del libro “Primeras crónicas”)
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