INCONFORMISTAS VACÍOS
Campen a sus anchas los disidentes
que enarbolan la bandera inconformista
y tras ella escudan derrotas sin lucha,
alaridos cobardes, reyertas concertadas…
no están a la altura de los otros
que batallan el día a día con andar sereno,
se acuestan cada noche con el deber cumplido
arropan a sus hijos con buenos ejemplos
y al día siguiente vuelven a la brecha a darlo todo.
Griten proclamas dolidos de injusticias,
blandan estandartes reclamando equidades
pero luego, cuando la fiesta se acaba,
regresan a su ocio en el rebaño pleno
de desocupados sin afán ni entraña
para salir a la calle y predicar con el ejemplo.
No les educaron en el valor de afanarse
y se abruman cuando llega la suerte adversa,
estáticos, vencidos, refrenados,
se extenúan con soflamas incendiarias
hacia otros irresolutos y perplejos.
Son gente que busca en la calle
al abrigo de multitudes ignotas
consuelo a su mal de laboriosidad no cultivada.
Yo me eduqué en el arduo esfuerzo cotidiano
y comprobé que el sabor del trabajo
es agrio y te duele hasta el alma
cuando se brega en las trincheras todo el tiempo;
por eso hoy que existe el ocio, el tiempo libre,
faenas blandas y gente siempre desgraciada,
si tienen por tenerlo, sino porque no hallan
medida a su esfuerzo que a veces es nada
y salen a las calles manifestando ansias
de empleos que ya existen, de logros vacíos,
de hacer piña con otros que sean como ellos
para llenar los atrios de voces estridentes
escuchándose solos porque a ellos importan
aunque voceen con ganas que lo hacen por la gente.
Mª Soledad Martín Turiño