IN MEMORIAM (M. L. H.)
Ya vas alzando el vuelo al infinito,
ya vas dejando este mundo más pequeño
en cada batir de alas en que asciendes;
ahora es tu alma eterna, diminuta
y feliz ya para siempre.
Por última vez en tu ascensión contemplas
los lagos, las montañas, la campiña,
las ciudades que construyeron los hombres
con tenaz laboriosidad, castillos, almenas,
e iglesias para invocar a ese dios
al que, despacio, muy despacio, ya te acercas.
Verás la luz en medio del poblado bosque,
encinas, viñedos, campos varios
se perderán en la pequeñez desde tu altura,
comprobarás la magia que con tenacidad de hombre
hizo posible una tierra sin tinieblas,
el campo le otorgó pan, la viña vino,
el paisaje belleza, las casas abrigo,
unidad los pueblos, la lluvia refresco.
Te elevas muy despacio y ya nos pierdes,
entre nubles blancas viaja tu alma al infinito,
te nos vas, quiero creer que feliz ya para siempre
en medio de otra luz, como una estrella
que nos alumbra las dudas y muestra el camino
a los que seguimos en este mundo penitentes.
Adiós mi buena amiga, dejas una estela
de luz que como un rayo se esfumará un día,
me dejas el recuerdo como un don preciado
de horas compartidas y vida de retazos
que se unen ahora en la evocación de tu recuerdo
formando un puzle de amistad hermoso
que ni la distancia pasada ni la muerte reciente
borrarán nunca.
Ese es tu legado cuando te recuerde
en los días posteriores a tu marcha;
hasta pronto, amiga de unos años, te deseo
que halles el reposo de una vez por todas,
que seas feliz y sonrías por siempre
como te evoco en aquellos días que antaño compartimos.
Mª Soledad Martín Turiño