HOJA DE OTOÑO EN CAÍDA LIBRE
Se descuelga por acción del vendaval fiero
la hoja mustia que languidecía en la rama
en este otoño precursor del frio;
asida solo por un hilo tan débil como ella,
vuela en el vacío con giros imposibles,
se golpea haz y envés en su caída
sin compasión con otras ramas,
el aire desafiante juega con ella,
la bambolea, oscila, sube y baja
hasta llegar abajo y alfombrar el suelo.
En su descenso se ha lastimado
y descansa en la acera cobijada
por pétalos sensibles como ella
dispersos y alejados de sus ramas.
De pronto un ruido sordo, un aire cálido
la absorbe sin pudor en un instante,
y va a aparar a un contenedor indiferente
que la apila y amontona sin piedad alguna.
Hoja de otoño en caída libre
que agonizas entre un tumulto de hermanas
muertas como tú. ¡es el otoño!
hermoso para algunos, para ti tumba
profanada sin piedad hasta que acabes
como pasto y simiente de hojas nuevas
que se han de abatir en sendas estaciones.
Fuiste hermosa, creciste libre,
volaste alto y gozaste de una rama
que cobijó tus sueños juveniles,
ahora que ya estás ajada
padeces un final predestinado
a todos los seres vivos que nacen y mueren.
A veces si camino muy despacio
escojo una hojuela de la acera,
la limpio y la preservo entre los libros,
así la salvo de un morir seguro;
tengo un bello jardín en mi biblioteca
de hojas muertas que viven entre hojas.
Mª Soledad Martín Turiño