Poesías de la Tierra del Pan


ESPUMA Y AIRE


Espuma y aire, dulzor de caramelo,
almohada y agua, suave blandura,
delicado aroma a recién nacido,
manos carnosas, cuerpo primoroso,
sonrisa alegre, piernas juguetonas.

Llegaste a la vida regalando amor,
calmando la ausencia, secando las lágrimas;
fuiste el remanso de la voz perdida,
la vida secreta, el alma dormida
y de pronto mi mundo viró por completo
te tomé en mis brazos, se detuvo el tiempo,
tu llanto primero sosegó mi oído
se hizo la luz, resplandeció el cielo.

Hijo de la noche, bendición de mi alma,
sangre perpetuada, milagro del cosmos,
carne de la aurora con brillo de plata,
por ti mi esperanza se alboroza de nuevo.

Renuevas la vida, purificas el aire
de aroma a pureza, candor e inocencia,
blanqueas la tierra iluminando el cielo
con luz que nos ciega después de las tinieblas.

Floreció la azucena al llegar el estío,
rugió la tormenta, se desató el céfiro,
bramaron las bestias con gritos desolados,
escapó la aurora hacia nuevas tierras
y entonces, cuando el caos era dueño
de hombres y cosas, de mares y tierras,
del sol y la luna, de todo lo creado….
un anhelo nuevo trajo la esperanza,
surgió de la nada el azul del cielo,
calmose la mar, un hálito de vida
culminó esperanzas, deseos y empeño.

Nació un remanso de amor y energía,
nos regalaste como en un embrujo
el pan del amor y el vino de la ira,
para hacernos soñar con todo lo bueno,
espuma, brisa y aire, dulzor de caramelo.

Mª Soledad Martín Turiño