Poesías de la Tierra del Pan


EL DUERO Y ZAMORA


Fuiste testigo impasible
de feudales caballeros,
cortesanos, nobles, damas,
urracas, alfonsos, necios,
dominantes, dominados,
tramoyistas que jugaban
a guerras y pretender reinos
devastando tus entrañas
dagas feroces en pugnas
para preservar su elenco. .

Formaron tu suelo firme
herencia de ricos pueblos:
celtíberos, celtas, vetones,
vacceos, lusitanos, astures,
visigodos, musulmanes,
arévacos, suevos, alanos
tribus, califas o reyes,
y bárbaros y romanos
con sus normas inclementes.

El Duero seguía inmutable
la horda desesperada
de tantas legiones nuevas
que osaban darle la espalda;
cauteloso y en sigilo
protegía las murallas
mientras Sancho de Castilla
enfurecía de rabia
embistiendo contra Alfonso,
García e incluso Urraca
hasta que murió en el seno
de una Zamora cercada
por mor de Vellido Dolfos
hacedor de su desgracia.
Hoy mi Duero fluye erguido
entre sus cauces de plata,
por fin sosegado y limpio
de tanta sangre derramada.
Zamora cede los árboles
para que emerjan del agua
mientras sirven de postal
a la roja y verde esmeralda.

Zamora, no te me pierdas,
reposa y riega los campos
de este trozo de Castilla
que hoy ya se cae a cachos,
y tú, Duero, no te alejes,
sigue tu huella cansada
hasta que caiga la noche
y de nuevo surja otro aire
que gobierne con más juicio
protegiendo tus entrañas.

Es mi ciudad y su río
lo que enarbolo este día,
con sus glorias y miserias,
su vapuleo, su encanto
su presente y su pasado.

Zamora la bien amada,
y el Duero galán fornido
velan hoy junto a nosotros
para perpetuar la historia
y aprender con sus olvidos.


Mª Soledad Martín Turiño