EL CAMIONERO ZAMORANO

La historia que os cuento, es de todos conocida, le ocurrió a un camionero que las rutas recorría. De un pueblo a otro llevaba
diferente mercancía, que en unos sitios dejaba, y en otros recogía.
La noche era su aliada, la luna su compañía, su familia las estrellas
y su esperanza el día. Estaba apuntando el alba, dos noches que no dormía, conducía con el alma, con los ojos no veía.
Mas pronto ya se dio cuenta, de que seguir no podía, a lo lejos divisaba ovejas en la autovía.
Dos niños jugaban, un perro las mantenía, pero nadie se apartaba
de la ruta que él seguía. Tocó el claxon, pisó freno, pero ni perro ni ovejas, allí nadie se movía.
Llegó a parar el camión y aparcar en una orilla, mas todo es un espejismo cuando el sueño te domina.
Después se quedó dormido y con ovejas soñó, aunque parezca mentira, todo ha sido una ilusión.
Por eso doy un consejo a quien conduzca un camión, cuando creas ver ovejas búscate un buen colchón.
Si quieres llegar a viejo y contarlo como yo da media vuelta al contacto y que se enfríe el motor.
Han pasado muchos años, ya no anda con camión, pero hay muchos que recuerdan al camionero Pastor.

*Esta historia es verídica. Al que le pasó todavía vive.


Justo Antón Martín