AMOR INFINITO
Como el viento balancea las ramas de los árboles
en un baile sin fin,
como el mar arriba danzando hasta la playa
para reposar de fricciones encendidas,
como las nubes se pasean por el cosmos
igual que algodones jugueteando en su blandura...
así te amo en los días sin fin
y en las noches eternas en que evoco tu rostro.
El tiempo me dejó con tu beso en mis labios
colgado, a punto de florecer o expirar,
nunca sabré cual hubiera sido el resultado;
pero no quiero renunciar a aquel recuerdo
que me regaló la vida en una noche clara.
Permanece en mis manos el calor de las tuyas
que se enlazaron apenas un segundo
antes de la despedida definitiva
en aquella rúa iluminada por un cielo estrellado.
Vuelvo a mi casa pero ya te has ido,
busco en las calles tu huella marchita
por la acción del tiempo transcurrido,
miro a mi alrededor y no te encuentro,
espío tu calle, observo tu casa
y vislumbro mi locura en el espejo
por querer revivir una ilusión perdida.
No sé si te quiero pero sé que te quise
con la ilusión de una veinteañera
cegada por una quimera desconocida
que un tiempo me permitió ser feliz.
Gracias a la vida por haberte encontrado
en un camino liso, ingenuo y triste,
hoy vivo con mi alma rota en mil pedazos
y el ingenuo consuelo
de que existió un día, un lejano día
en que amé con ganas y con amor me amaron.
Mª Soledad Martín Turiño