VIENTO DEL SUR

Te vas presto por las llanuras castellanas
meciendo los girasoles que brillan al sol,
bamboleando los trigos y sus veladas amapolas,
calmando la sed en el erial de viñas
que se alinean teso abajo hasta la linde;
desfilas raudo dejando una estela
inaudible de ruidos, como una exhalación;
tal vez solo quieras despertar el sueño
que yace atrapado por la calidez del viento
indolente y perezoso que calma el cansancio
del que trabaja la tierra y se toma un respiro.
Allá arriba, en el imperio de los vientos
se esconden mil imágenes tras las nubes
y nosotros, faltos ya de tantas cosas,
creemos ver auras, siluetas y rostros
de quienes nos dejaron un aciago día
y ahora creemos que se hallan arriba,
al cobijo de céfiros, de dolencias y males.
La imaginación se obceca en esas quimeras
que suplen realidad por entelequia,
a nadie hacen daño y es apenas consuelo
para el alma sufriente que ya con nada goza.

Mª Soledad Martín Turiño