TORMENTA EN EL CAMPO

Viento que silba entre los cardos,
chicharras silentes, cielo tenebroso,
la luz del sol oculta tras los nubarrones
presagia desgracia inminente, furia ciega.

Se pergeña una tormenta en pleno campo,
el pastor se atrinchera en su caseta,
el rebaño recela, está inquieto,
comienzan los rayos, les sigue el trueno
que estalla en la planicie y se dispersa.

Un aguacero cae sin piedad e inunda todo,
huele a tierra mojada, a alimento
de vida; se forman charcos, barrizal espeso
que cerca al labriego en su garita.

El hombre está mudo, atónito, asustado
por un cielo que le atrapa y le condena,
pena por sus ovejas empapadas
que se abrigan a un lado de la cerca.

Momentos eternos de angustia y zozobra
hasta que, de pronto, la lluvia cesa,
el cielo se ha cansado de llorar y bendice
con un arco iris la estepa anegada;
sale el pastor enlodando las botas,
acaricia al perro fiel, se acerca al rebaño
y en susurro les dice a las ovejas:
“Tranquilas, que el mal ha pasado”

Mª Soledad Martín Turiño