RECUERDOS DE INFANCIAS PERDIDAS

Hubo una vez hace casi una vida
una niña de pueblo que al salir de la escuela
buscaba a su amiga y juntas de la mano
volvían a casa alegres y contentas,
sin saber el motivo, sin un por qué concreto
brillaban sus ojos felices por nada.

Así éramos todas las niñas de la escuela
regida por una maestra fría y estirada
que no transmitía ni calor humano;
nadie echaba en falta abrazos o caricias
porque no lo aprendimos ni nos lo enseñaron.

Salimos de la infancia a la adolescencia
sorteando dudas, evadiendo cuestiones,
aprendiendo de otros en silencio
o rezándole a la virgen oraciones;
así nos educaban: asimilando, ignorando,
tirando pa delante, hasta hacernos grandes.

Hoy aquellas amigas unidas por el tiempo
se juntan de nuevo tras pasar una vida;
hablan, rememoran, se toman de las manos
y a veces suspiran por aquellos momentos
pasados, no olvidados, cuando eran tan niñas,
que les traen a la mente quimeras infantiles,
recuerdos de un pasado de infancias perdidas.

Mª Soledad Martín Turiño