POLÍTICOS Y POLITICASTROS

Es tiempo de adulación, de comedia, de lisonja
a los próceres que ostentan el poder
aunque sean cobardes o afrenten al pueblo,
pese a mentir, a ser pérfidos, desleales,
felones, embusteros o inventores
de causas nobles que nunca son tales.
Salen a la palestra como dueños
de recursos, de gentes y de todo,
pavonean sus encantos ante todos
y de todos se ríen en sus confabulaciones
revestidas de aparente justicia para el pueblo.

Son intocables, ajenos a la crítica
que resbala por sus encerados egos
y se pierde entre legajos y tribunales
acordes al poder y en comunión con ellos.

Más que hablar, difaman al contrario,
le aíslan con sus aportaciones
no vaya a ser que les hagan sombra
y pierdan la confianza de sus aduladores.

Harta estoy de esta panda de secuaces
que no miran más allá de sus bolsillos,
que no quieren ver la necesidad y el ahogo
de la gente que lucha sin resuello
por conseguir la dignidad que han perdido,
que campan a sus anchas en el pleno
vociferando y perdiendo la talla
que el pueblo les supone y que es muy baja.

Harta estoy de zafiedad, vacío y palabras huecas
de virar argumentos como sopla el viento,
según vuele la cometa sin rumbo y con descaro,
desdecirse de nobles titulares
como si su palabra no valiera el precio de los votos
que depositaron sus fieles seguidores
en la confianza de un mejor futuro
que rompen, cuartean menosprecian
como si de un macabro juego se tratara.
¡qué pena me da España de tus gobernantes
que hacen del gobierno un desgobierno.

Mª Soledad Martín Turiño