INFANCIAS

Traje de domingo para ir a misa,
prohibido ensuciarse, sin mácula ni falta
regresará al armario hasta el próximo festivo.
Se juega sin descuido, mimando los juguetes,
compartiendo muñecas, marionetas, balones
y algún camión de plástico del primo afortunado.
La caja de zapatos es cuna improvisada
o vehículo de arrastre en juegos infantiles;
distracciones baratas que colman la quimera
de infancias pobretonas, niños descoloridos
en un país con hambre, trabajo y sin asueto.
Así fuimos felices con cuatro baratijas
tesoros indulgentes a falta de juguetes,
la imaginación dominando una realidad austera
y ahora, con los años, el recuerdo
de aquella época en que, tal vez,
por alguna causa ignota, acaso llegamos a ser felices.


Mª Soledad Martín Turiño