CAEN LAS HOJAS DEL CALENDARIO

El calendario vuela, dejando hoja tras hoja
atrás en un tiempo que apenas sucumbe;
pasa el tiempo veloz como un corcel herido,
transcurren las horas sin hacernos conscientes
del don de la vida y como inconscientes
la dilapidamos sin pensar que es un tiempo
que nos han prestado para disfrutarlo
y ser merecedores de ese don preciado.
Noche y día, mañana y tarde se suceden
en una espiral ya acostumbrada;
son pocos los que frenan su ritmo frenético
para agradecer el sol, el mar, el cielo,
la luz infinita, el brotar de los arboles
o el dulce trinar que emiten los pájaros;
eso es cosa de poetas, dicen los escépticos
pero en su fuero interno levantan la vista
apenas un instante contemplando un cielo
azul, nuboso, grisáceo y eterno
y entonces, en un breve instante, quizá también ellos
sientan la belleza inmensa del cosmos
o la plenitud de amor del universo.

Mª Soledad Martín Turiño