AMOR MEZQUINO

Ese amor no es amor, que es servidumbre
cuando el amor se entrega a manos llenas,
cuídate de añagazas y artimañas
que te escondan del mundo a sus ojos.
El amor que es el don más preciado,
ha de estallar sin ocultarse
ante nadie; más bien al contrario
es para vivirlo ante de todos, de frente,
con orgullo, presunción y atrevimiento
como un preciado don que nos conceden.

Si susurra a tus oídos ecos gratos
solo por retenerte presa de un furor ciego,
no acates sus halagos, antes huye
del que te quiere manipulada y cautiva
aunque sea en una bella jaula de oro,
porque sus barrotes también son de hierro.

Ese amor de escondidas, de secretos
que oculta algo peor que una realidad triste
es a todas luces embustero, enfermizo,
falsario, patético, vil y clandestino.
Pregúntale si esconde una obsesión tan solo
o guarda en la manga otros argumentos,
oblígale a dar lo mismo que recibe
acatando sin preguntas su comportamiento,
y cuando notes que se siente acorralado
entonces mírale, coge tus cosas
y sal a la calle para que el viento sea bálsamo
que aplaque el dolor de cuerpo y alma,
solo entonces descubrirás su secreto.

La decepción lastima y atormenta
Pero enseña también a ser cauto y prudente,
ese amor era de feria, de opereta,
aunque a tus ojos fue sublime, ingenuo, excelso
hasta que la realidad abrió tu mente
rompiendo en pedazos en corazón más puro
de alguien que sintió en la felicidad el libro
del que un pobre diablo quiso ser intérprete.

Mª Soledad Martín Turiño