A MI MADRE (IN MEMORIAM)

Si despertaras de tu letargo inmerecido
un día cualquiera y pudieras contemplar el cielo
éste de aquí, al que no accedes,
y deleitarte con su aura azulada
hasta perder la conciencia delirante…
creo ciertamente que serías dichosa.

Si regresaras al mundo de los falsos cuerdos,
aquellos que se reinventan cada instante
albergando energías paralelas
y se olvidan después de la esencia misma
en que se convierte la propia existencia,
estarías perdida en la maraña. ¡No vuelvas!

Quiero recordar tu amor, el mío, el nuestro,
aquel que te envolvió un día hacia las nubes
con el halo de gracia que anhelabas;
quiero soñar que eres parte del velo
protector de la vida cuando pasa
y entra en un singular estado etéreo
para consolar la aflicción no desterrada.

Eres aire, eres eco y tal vez sombra
que flanquea terrenas veleidades,
eres amor, todo amor, todo ternura
y tu alma sigue esparcida en los rincones
de nuestra alma y también entre tu casa.

Dejaste un mar de llanto sin promesas,
te fuiste sin decir una palabra,
ignoro si llegaste a ser consciente
del adiós impronunciado, de la ausencia
y el desabrigo con que, sin caridad, nos dejabas.


Mª Soledad Martín Turiño