Santo Tomás de Aquí Sí
(Muelas del Pan)
Es sabido de todos que el cerebro humano necesita descargar tantas preocupaciones
como tenga y esto suele hacerlo a través de los sueños. Por lo visto, a mi hermano Ego
también le sucede. He podido comprobar por mi reloj de pulsera que registra todas mis
inquietudes e impulsos de corazón que en mi deambular por las onirancias, momentos rem,
suelen suceder cosas irreales pero maravillosas que se ajustan al deseo de la realidad. Os voy a
contar una de estas onirancias que sucedió recientemente.
Cuando yo era un niño, mi madre me contó que en una ermita aledaña a la aldea
donde nací había un niño Jesús, o más bien un cristo que un carretero bisabuelo de mi
bisabuelo Juan encontró un tronco perdido que bajaba río Esla abajo, pero que se quedó
trabado en el Vado de Ricobayo en las cercanías, donde hoy está la Ermita del Cristo
Emberronao que era tan pequeño como un niño. Este bisabuelo de mi bisabuelo Juan, nacido
allá por el siglo XVII, era aficionado a la talla y no se le ocurrió otra cosa que hacer dos cristos
iguales partiendo el tronco a la mitad. La leyenda dice que:
Hermanos, si los hubiere,
Son dos Cristos de esta tierra,
El uno es el de Morales
Y el otro el de San Esteban.
El tallista que los hizo
De un tronco sacó a los dos,
Como el tronco era pequeño
Muy pequeños los talló.
Hasta aquí la leyenda que hoy apareció en el rem de mis sueños que es el movimiento ocular
rápido durante las fases del suelo, mor. En esa fase yo soñaba que tenía que pasar la iteuve de
mi vehículo, que tiene un monto de años y todo se le vuelven quejas —como a aquella yegua
que tuve en mi niñez y que murió en mi juventud, cansada de vivir y trabajar—. En esta
preocupación de pasar la ITV en el centro de inspección de Morales del Vino, dormía muy
preocupado por el resultado de la inspección. Hasta bien entrada la mañana no era la hora de
apertura, pero me pasó lo que a Valentín, un amigo mío del Bierzo, que cuando tiene una cita,
aunque sea a la hora del vermouth, el amanecer ya está allí a la espera. En el rem a mi me
pasó igual. Tomé mi 309 de carácter vital y me encaminé hacia la estación de inspección, pero
constaté que tendría que esperar mucho y en el camino decidí dirigirme a la ermita de Morales
para hacer un poco de tiempo y, de paso, verificar si el cristo de dicha ermita era hermano
gemelo del Emberronao.
Al llegar en el sueño a las puertas de la ermita, éstas estaban cerradas con un llavón
puesto en la cerradura, para que cualquier visitante pudiera entrar. Dejé a mi 309 vital
cerquita para que se solazara en la soledad del amanecer y yo pensé entornar la puerta de la
entrada. Al abrir, vi una caja de cerilas y un velón, pues todo estaba a obscuras. Encendí el
velón y solamente vi una figuara humana a la entrada de la derecha, donde había un altar
lateral similar al que se encuentra El niño de la Bola en la Iglesia de Santiago Apostol, cerca de
la Ermita de San Esteban. Me extrañó que en la negritud de la noche hubiera alguien allí, pero
allí estaba. Le di los buenos días y, en la sorpresa, se me olvidó el fin de mi entrada al templo,
pues se puso a hablar conmigo y me distrajo. Me habló del tema de la ITV y que conocía mi
preocupación, por lo que me prometió que me acompañaría. En el camino hacia el 309, que ya
se estaba enfriando con el rocío, me dijo que no me preocupara, que todo saldría bien. Le
pregunté con quien tenía el honor de hablar y me dijo que se llamaba Tomás de Aquí Sí.
Entonces recordé que había oído hablar de otro Tomas de Aquí No.
Quedé encantado de saludarle y le agradecí que me acompañara a pasar la ITV, y nos
desplazamos hasta la estación, llegando justo en el momento de la apertura. No hubo que
esperar mucho. Al llegar al edificio de ladrillo con tres accesos, no tardaron en llamarnos. La
revisión del vehículo pasó las pruebas sin mayores dificultades y el inspector mecánico nos
atendió con toda afabilidad y nos proporcionó la documentación, con lo que nos despidió
hasta la próxima visita.
Cuando desperté, ya era entrada la mañana. Sin desayunar ni nada, bajé al garaje,
tomé mi 309 de carácter vital y me dirigí a la ITV de Morales, donde pasé la ITV sin mayores
dificultades y me entregaron la documentación de conformidad.
Curiosamente, el inspector mecánico tenía un extraordinario parecido al del inspector
del período rem/mor que me deseó un feliz disfrute de mi vehículo. En el Retorno al barrio de
la Candelaria, y al pasar por las cercanías de la ermita de Morales, en un día despejado como
hacía, me pareció ver aparecer una nubecilla algodonada con la silueta sonriente de Santo
Tomás de Aquí Sí. Cosas del REM/MOR (rapid eyes muvement / movimiento ocular rápido)
durante el sueño de cada día que a todos nos acontece.
Zamora 13 de Enero de 2025
Luis Pelayo Fernández